domingo, 22 de noviembre de 2009

La muerte es un paso muy fuerte ...

Alexis Massol, Tinti Deyá, Ariel Massol, Arturo Massol
izando la bandera frente a Casa Pueblo

Quiero compartir algo diferente esta vez, no relacionado a la radio afición, sino a la amistad. Claro que una de las cosas más comunes en este pasa tiempo es que uno empieza a hacer amigos por todo el mundo y aunque uno no los conoce personalmente, igual les toma aprecio y respeto.

Este fin de semana perdí un amigo de toda mi infancia y no he podido dejar de sentirme mal, angustiado, muy triste y con todas esas cosas que la muerte sorpresiva nos hace sentir cuando nos separa de la gente que queremos. Ariel Massol Deyá, no era un radio aficionado, sólo un amigo que compartió muchos años de su infancia conmigo mientras estudiábamos en los grados primarios. La vida luego de terminar la escuela, nos llevó por diferentes caminos y no nos frecuentábamos igual, pero él demostró mucha interesa por sus principios y pasión por trabajar junto a sus cultivos hidropónicos convirtiéndolos en su principal negocio. Junto a sus Padres, Alexis Massol y Tinti Deyá, formaron Casa Pueblo una de las instituciones de auto-gestión social más importantes de Puerto Rico, donde ganar la lucha en contra de la explotación minera en nuestras tierras hasta la creación del bosque del Pueblo han cambiado la historia de nuestro País de una forma u otra.

Desafortunadamente, algo pasó el viernes pasado (20 de noviembre) que Ariel perdió la vida aparentemente electrocutado. Digo aparentemente, porque no tengo los detalles y aunque esto me hace sentir peor, la verdad es que no sabemos. Luego que se sepa el informe final de medicina forense y tenga el valor de preguntar más detalles a sus padres, quizás pueda entender mejor lo que pasó y así sentirme mejor. Lo que sí me hace escribir y compartir esto con ustedes es que si fue un descuido de Ariel lo que le causó la muerte, entonces tenemos que prestar más atención a lo que hacemos y cómo nos movemos dentro de nuestra propiedad, como conectamos los cables que ofrecen corriente a las diferentes instalaciones y cómo nos preparamos para hacer cualquier trabajo riesgozo cuando trepamos torres, montamos antenas o manejamos nuestros vehículos y hacemos radio. La confianza al hacer trabajos peligrosos aumenta nuestra probabilidad de morir haciendo simplemente algo común que nunca pensamos nos matará.

La muerte es una parte inevitable de vivir. Hay quienes viven muertos y otros que mueren viviendo, Ariel sé, murió viviendo, pero duele. No dejemos que el exceso de confianza nos mate mientras hacemos esto que tanto nos gusta. Observemos bien todo y cotejemos bien dos o tres veces cuando trabajemos cerca de líneas de alta tensión o con cables de suministro de corriente. No dejemos que la confianza nos quite la vida.

Milton
NP4KT

PD Mis condolencias a la Familia Massol Deyá ...